Diálogo introductorio con Jesús
Señor, clamo a Ti para que me regales la gracia de la perseverancia. Muchas veces me desmotivo fácilmente. En algunos momentos me entusiasmo por las cosas, pero ante la primera dificultad me desanimo, dejo de insistir, dejo de luchar y al final termino perjudicado. Por eso, en este momento te suplico me ayudes. Señor mío, permite que sea constante en las cosas que realice y que por nada del mundo me desanime. Te suplico que ante toda dificultad sea capaz de sobreponerme, que ante cada reto dé lo mejor de mí porque estoy contigo y porque en Ti somos más que vencedores. Te pido que me ilumines para tomar las decisiones correctas y no fallar en ellas. También te pido, Señor, que me hagas capaz de entender que los fracasos son experiencias que me deben motivar y no hacerme desfallecer. ¡Amén!.
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Evangelio del día: La Palabra de Dios sana, es poderosa, libera del maligno
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San Lucas 4,31-37 (XXII martes tiempo ordinario): ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?. Ya sé quién eres, ¡eres el Santo de Dios!
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Del Santo Evangelio según San Lucas 4,31-37
La curación de un endemoniado: "En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!" Y su fama se extendía por todas partes en aquella región" Palabra del Señor Reflexión del Papa Francisco La autoridad divina de Cristo había suscitado la reacción de satanás, escondido en aquel hombre; Jesús, a su vez, reconoció inmediatamente la voz del maligno y “ordenó severamente: ¡Cállate y sal de este hombre!”. Sólo con la fuerza de su palabra, Jesús libera a la persona del maligno. Y una vez más los presentes permanecen asombrados: "Pero este hombre, ¿de dónde viene? Da órdenes a los espíritus impuros, ¡y estos le obedecen!". La Palabra de Dios provoca asombro en nosotros. Tiene esa fuerza: nos asombra, bien. El Evangelio es palabra de vida: no oprime a las personas, al contrario, libera a cuantos son esclavos de tantos espíritus malvados de este mundo: tanto el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la sensualidad… El Evangelio cambia el corazón, El Evangelio, el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en propósitos de bien. ¡El Evangelio es capaz de cambiar a las personas! Por tanto, es deber de los cristianos difundir por doquier su fuerza redentora, llegando a ser misioneros y heraldos de la Palabra de Dios. [...] ¡Acuérdense siempre que el Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida! No se olviden de esto. Él es la Buena Nueva, que nos transforma sólo cuando nos dejamos transformar por ella. He aquí porqué les pido siempre que tengan un contacto cotidiano con el Evangelio, que lean cada día un pasaje, un pasaje, que lo mediten y también que lo lleven con ustedes por doquier: en el bolsillo, en la cartera… Es decir que se alimenten cada día de esta fuente inagotable de salvación. ¡No se olviden! Lean un pasaje del Evangelio cada día. Es la fuerza que nos cambia, que nos trasforma: cambia la vita, cambia el corazón. Invoquemos la materna intercesión de la Virgen María, Aquella que ha acogido la Palabra y la ha generado para el mundo, para todos los hombres. Que Ella nos enseñe a ser escuchas asiduos y anunciadores Diálogo con Jesús Mi buen Jesús, regálame hoy la gracia de la perseverancia y de una fe sólida capaz de luchar contra los embates de satanás. Tú conoces mis experiencias de vida, mis debilidades. Ayúdame a no desanimarme ante las dificultades, lléname de tu Espíritu para estar dispuesto a seguir adelante. Yo te reconozco como el amo y Señor de todo mi ser. Sé quién eres: ¡el Santo de Dios! Dame la oportunidad de mantenerme viviendo en esta confianza, en el optimismo y con fortaleza, que no tenga miedo de nada de lo que pasa y que tu mano poderosa siempre me sostenga. Toma las heridas que haya en mí y sánalas con el poder de tu palabra. Expulsa de mí todos esos males que no me permiten gozar en plenitud de todas tus bondades. Sé que Tú puedes darme un nuevo renacer en el espíritu y hacerme triunfador en todas mis luchas. Gracias porque hablas directo a mi corazón y los dejas en condiciones óptimas para enfrentar los retos que se me presenten con mucho amor y compasión. Amén Propósito para hoy: Rezaré 3 Avemarías para que el Espíritu Santo derrame su gracia sobre mí y poder discernir entre lo que me conviene y lo que no. Reflexionemos juntos esta frase: "Cada comunidad tiene el deber de proteger la tierra y de garantizar su fertilidad para las generaciones futuras" (Papa Francisco) | |||||||
martes, 1 de septiembre de 2015
EVANGELIO..
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