sábado 15 Agosto 2015
San Esteban de Hungría
Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Damasceno : El arca de la nueva alianza entra en el templo celeste. (cf 1R 8; Ap 11,19)
Apoc. 11,19a.12,1-6a.10ab.
En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Salmo 45(44),10bc.11.12ab.16.
Es la reina, adornada con tus joyas
y con oro de Ofir.
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
Él es tu señor: inclínate ante él;
Con gozo y alegría entran al palacio real.
y con oro de Ofir.
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
Él es tu señor: inclínate ante él;
Con gozo y alegría entran al palacio real.
1 Corintios 15,20-26.
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.
El último enemigo que será vencido es la muerte,
Lucas 1,39-56.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Damasceno (c. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Segunda Homilía para la Dormición de la Virgen María, 2,3; PG 96, 723ss
En el día de hoy, el arca santa y viviente del Dios vivo, Aquella cuyo seno llevaba al Creador, descansa en el templo del Señor, templo no construido por hombres. David, su antepasado y pariente de Dios, danza de júbilo (2S 7,14). Los ángeles danzan en coro, los arcángeles aplauden y las potestades celestes cantan su gloria...
Aquella, de la que brotó la vida en bien de todos ¿cómo podía ser presa de la muerte? Ciertamente, como hija del viejo Adán, no se exime de la sentencia de la muerte pronunciada contra él, ya que su Hijo que es la misma vida no se sustrajo a esta sentencia. Pero como Madre del Dios vivo, es justo que sea ensalzada hasta él... Aquella que recibió en su seno a la vida misma, sin principio ni fin, ¿cómo no vivirá ella eternamente? Antiguamente, nuestros primeros padres de la raza humana, embriagados con el vino de la desobediencia...el espíritu aletargado por la intemperancia del pecado, se habían dormido en el sueño de la muerte. El Señor los echó del paraíso de Edén. Ahora, Aquella que no cometió pecado alguno y que ha dado a luz al Hijo de la obediencia a Dios Padre ¿cómo no podía acogerla el paraíso abriéndole gozoso sus puertas? ... Ya que Cristo, vida y verdad, dijo: “Si alguien quiere servirme, que me siga; correrá la misma suerte que yo.” (Jn 12,26) ¡Cómo, con mayor razón, su Madre no compartirá su morada en el cielo!...
Ahora, pues, “que los cielos se alegren”, que todos los ángeles aclamen. “Que la tierra exulte” (Sal 95,11), que los hombres salten de gozo. Que los aires resuenen de cantos de alegría, que la noche retire sus tinieblas y su manto de luto... Porque la ciudad viva del Señor, Dios de potestades, ha sido exaltada. Del santuario de Sión, los reyes traen su regalo inestimable (Sal 67,30). Los príncipes de toda la tierra, los apóstoles, acompañan a la Madre de Dios sin cesar.
Aquella, de la que brotó la vida en bien de todos ¿cómo podía ser presa de la muerte? Ciertamente, como hija del viejo Adán, no se exime de la sentencia de la muerte pronunciada contra él, ya que su Hijo que es la misma vida no se sustrajo a esta sentencia. Pero como Madre del Dios vivo, es justo que sea ensalzada hasta él... Aquella que recibió en su seno a la vida misma, sin principio ni fin, ¿cómo no vivirá ella eternamente? Antiguamente, nuestros primeros padres de la raza humana, embriagados con el vino de la desobediencia...el espíritu aletargado por la intemperancia del pecado, se habían dormido en el sueño de la muerte. El Señor los echó del paraíso de Edén. Ahora, Aquella que no cometió pecado alguno y que ha dado a luz al Hijo de la obediencia a Dios Padre ¿cómo no podía acogerla el paraíso abriéndole gozoso sus puertas? ... Ya que Cristo, vida y verdad, dijo: “Si alguien quiere servirme, que me siga; correrá la misma suerte que yo.” (Jn 12,26) ¡Cómo, con mayor razón, su Madre no compartirá su morada en el cielo!...
Ahora, pues, “que los cielos se alegren”, que todos los ángeles aclamen. “Que la tierra exulte” (Sal 95,11), que los hombres salten de gozo. Que los aires resuenen de cantos de alegría, que la noche retire sus tinieblas y su manto de luto... Porque la ciudad viva del Señor, Dios de potestades, ha sido exaltada. Del santuario de Sión, los reyes traen su regalo inestimable (Sal 67,30). Los príncipes de toda la tierra, los apóstoles, acompañan a la Madre de Dios sin cesar.
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