Y «Hágase», le dije.
Y recuerdo que el ángel sonrió
como si acabase de quitarle un gran peso de encima,
como si ahora pudiera ya atreverse a regresar al cielo.
Y un pájaro cruzó tras la ventana.
Y la tarde se puso como si el Sol sangrase.
y el aire se llenó de campanillas,
como si el mismo Dios estuviera contento.
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