lunes, 9 de noviembre de 2015
Fiesta: Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán (9 de noviembre)
Primera lectura
Lectura del libro del profeta Ezequiel 47, 1–2. 8–9. 12
He visto el agua que brotaba del templo: y todos aquellos a quienes alcanzó esta
agua han sido salvados
1El hombre me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo
del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba
hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al
sur del Altar. 2
Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo
dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el
oriente. Allí vi que el agua fluía por el costado derecho. 8Entonces me dijo: "Estas
aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en
el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. 9Hasta
donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por
el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el
Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el
torrente. 12Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de
todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos
los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos
servirán de alimento y sus hojas de remedio".
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
Salmo 46 (45), 2–3. 5–6. 8–9
R. Vengan a contemplar las obras del Señor.
2Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. 3
Por
eso no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta
el fondo del mar. R.
5
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo.
6Dios está en medio de ella: nunca vacilará; él la socorrerá al despuntar la aurora.
R.
8El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
9Vengan a contemplar las obras del Señor, él hace cosas admirables en la tierra. R.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
3, 9c–11. 16–17
Ustedes son templo de Dios
9Ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios. 10Según la gracia que Dios me
ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica
encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. 11El fundamento ya
está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo. 16¿No
saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
17Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de
Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
Palabra de Dios.
Aleluya: 2 Crónicas 7, 16
“Aleluya. Aleluya. “Yo he elegido y consagrado esta Casa, a fin de que mi Nombre
resida en ella para siempre”, dice el Señor. Aleluya”
Evangelio
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 2, 13–22
Se refería al templo de su cuerpo
13Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén 14y encontró en el
Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados
delante de sus mesas. 15Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo,
junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas,
derribó sus mesas 16y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no
hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". 17Y sus discípulos recordaron
las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. 18Entonces los judíos
le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". 19Jesús les respondió:
"Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". 20Los judíos le dijeron:
"Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a
levantar en tres días?". 21Pero él se refería al templo de su cuerpo. 22Por eso,
cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron
en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Palabra del Señor.
Comentario:
Se le da tanta importancia a este lugar porque es la Catedral del Papa. Se llama
San Juan de Letrán, por los Monjes de San Juan Bautista y San Juan evangelista
que están junto a ella. Allí reposan, supuestamente, los cráneos de San Pedro y
San Pablo; su magnificencia nos sugiere la grandeza y hermosura de la Jerusalén
celestial, y nos invita a cada uno de los creyentes, a ser verdaderos templos del
Espíritu Santo; así lo expresa la Oración Colecta de este día: “Señor, que
construyes un templo eterno para ti con las piedras vivas que son tus elegidos;
aumenta en la Iglesia los dones de tu Espíritu”.
Y San Juan nos sitúa en el momento en que Jesús sube al templo de Jerusalén para
la Pascua; nos va a señalar con hechos y palabras que Jesús es el nuevo Templo de
los creyentes.
Los hombres desde siempre construyeron templos donde encontrarse con Dios y
conseguir sus favores, pero ahora Dios nos entrega todas sus riquezas a través de
Jesús.
San Agustín nos dice que “Aquel templo no era más que una figura, y el Señor
arrojó a todos los que venían allí a traficar”; lo sagrado no se comercializa; en este
nuevo templo no hay lugar para comprar ni vender, por eso cuando Jesús actúa con
tanta vehemencia, está mostrando; al decir de San Agustín: “...el celo por la casa
de Dios de aquel que se esfuerza por enmendar todo lo malo que en ella
encuentra...”, así, los que venden buscan lo que a ellos les agrada no lo que a
Jesús quiere, juegan y trafican con su santuario; el templo que cada creyente lleva
dentro de sí por el bautismo; en nuestro templo habita el Espíritu Santo.
Es en este lugar sagrado que tenemos muy dentro nuestro que cada uno de los
creyentes encontramos la verdadera paz fruto de la gracia y que nos permite tener
la posibilidad de santificar el tiempo presente.
Pbro. Guillermo Gómez, Capilla del Monte – Córdoba – Argentina.
Meditemos:
¿Qué es la Iglesia para nosotros? ¿Un templo? ¿Una comunidad?
¿Nos esforzamos por enmendar lo malo que encontramos en la Iglesia?
¿Cómo lo estamos haciendo?
Padre Marcos Sanchez
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