jueves, 2 de julio de 2015

NUESTRA SEÑORA DEL HUERTO....

Surgió como una promesa ante la protección brindada en una epidemia de peste en 1493, pero en 1609 y 1610 se apareció a dos videntes derramando gracias de curaciones y otros prodigios. En 1613 se le levantó un templo a la patrona de Chavari.

madonna-dellorto

En 1809 San Antonio María Gianelli funda en la misma ciudad la Congregación Hijas de María Santísima del Huerto muy conocida en las América y España.

Y a un kilómetro y medio de Belén, Monseñor Mariano Soler (Arzobispo de Montevideo) funda en 1901 un santuario Argentino-Uruguayo dedicado a Nuestra Señora del Huerto y regido por tal congregación, en el lugar en que según la tradición se escribió el Cantar de los Cantares.

LA APARICIÓN DE CHIAVARI

En 1493 una grave epidemia de cólera azotó a la ciudad de Génova, alcanzando la vecina localidad de Chiavari donde María Turquina Quercio, piadosa mujer del suburbio de Rupinaro, prometió a la Virgen una señal de público reconocimiento si la mantenía inmune a la peste.
Superado el flagelo, María Turquina encargó al artista Benedicto Borzone pintar sobre un muro del huerto ubicado entre el Palacio de Gobierno y el puerto, una imagen de la Santa Madre y el Niño, que debía ser venerada por los transeúntes que, en su diario trajín, no tenían tiempo de entrar al templo para orar.
Con el paso de los años el huerto fue transformado en depósito y chiquero pero la bella pintura siguió allí, manteniendo su aspecto y tonalidad y llamando poderosamente la atención de quienes pasaban por el lugar.
En 1528 la peste volvió a castigar la Liguria, abatiéndose con especial fuerza en Chavari, hecho que acrecentó la devoción por la imagen. Por esa razón, las autoridades de la ciudad decidieron construirle un altar que permitiese a los fieles inclinarse y orar ante ella.
La noche del 18 de diciembre de 1609, Gerónima Turrio, una lavandera del barrio de Rupinaro, rezaba frente a la Virgen cuando, repentinamente, la pintura comenzó a irradiar una luz intensa. El prodigio se conoció en los alrededores y al cabo de un tiempo, cientos de peregrinos comenzaron a acudir al lugar para implorar gracias.
Madonna-dellorto rajadura de la pintura
La fama de Nuestra Señora del Huerto se vio reforzada el 2 de julio de 1610 cuando, en horas de la mañana, se le apareció a Sebastián Descalzo, un humilde poblador de las inmediaciones, quien en esos momentos caminaba desde su casa al suburbio de Carasco, recitando sus oraciones.
Transitaba Sebastián la plaza de la ciudad cuando vio frente a sí a la Virgen bendita luciendo un hermoso manto celeste. Poco después, comenzaron los milagros.
Una rajadura que atravezó el muro de un extremo a otro de la pintura, se reparó sola, sin la intervención de ningún albañil. Otro día, frente a su imagen, dos enemigos acérrimos fray Miguel Raggio y Battino Marini, se reconciliaron dándose el abrazo de la paz y al cabo de un tiempo se producían curaciones, se solucionaban diferendos y se concedían peticiones, todo por medio de la Virgen del Huerto.
La aparición de María en el huerto de Chiávari respondía al designio de la Providencia que quería suscitar un despertar en la fe y en la piedad mediante el culto de María, Mediadora y Corredentora del género humano.
María concedió una lluvia de dones y gracias: curaciones de enfermedades, extinción de odios y enemistades y conquistó el corazón aún de los incrédulos.
La fama de estas maravillas se divulgó acrecentando más la devoción entre los chiavareses y las poblaciones vecinas, de tal manera que se originó una reforma general de vida.
Fueron desterradas las diversiones ilícitas; se volvió a la devoción, a una enmienda en el lenguaje, a la sinceridad en las obras, a la prontitud en los actos religiosos, a la oración. Fueron a postrarse delante de la imagen aquellos que la habían profanado con sus juegos y blasfemias.


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