domingo, 4 de diciembre de 2016

El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo:
-Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oírlo ella quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo era aquel.
El ángel le dijo:
-No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reino no tenga fin.
María respondió al ángel:
-¿Cómo sucederá eso si no convivo con un hombre?
El ángel le respondió:
-El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios.
Respondió María:
-Yo soy la sirvienta del Señor, que se cumpla en mi tu palabra.
El ángel la dejó y se fue.
Evangelio de Lucas. Capítulo 1.


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